Adiós a Papa Molina: Evocación de un grande del merengue de “Caña brava” y del inolvidable bolero

 

En junio del 2018 fue una de sus últimas apariciones públicas, cuan­do en un acto muy emotivo y exquisitamente musical, la Corporación Estatal de Radio y Televisión Domini­cana designó con su nom­bre el remodelado Salón de Eventos y Actividades Maestro Papa Molina.

La tarde de ayer miér­coles el trompetista decía adiós a sus 94 años de edad, al padecer un cáncer de próstata. Molina fue lleva­do al Centro de Diagnóstico y Medicina Avanzada (Ce­dimat), en donde recibiría una transfusión de sangre, pero murió en ese proceso.

La noche del reconoci­miento estuvo don Papa dis­frutando de la maravillosa orquestación de la Super Orquesta San José dirigida por Julio Gutiérrez, Avelino Muñoz y el propio Papa Mo­lina, ejecutando sus clásicas piezas que rememoraron la época de oro del bolero y el merengue.

Fue un encuentro memo­rable y para la historia. El tiempo se había encargado de honrar con su nombre aquel famoso Night Club de La Voz Dominicana, que a mediados del siglo pasado vio desfilar a los grandes ar­tistas del país y de toda His­panoamérica.

Allí se dio cita su esposa la folklorista Josefina Mini­ño, su hijo el maestro José Antonio Molina, director de la Orquesta Sinfónica Nacional, sus demás hijos y familiares.

En el evento estuvieron sus amigos del arte como Rafael Solano, María Cris­tina Camilo, Fernando Ca­sado, Niní Cáffaro, Osvaldo Cepeda y Cepeda. Artistas y músicos de varias gene­raciones también fueron a honrar en vida a Papa Mo­lina, que registra uno de los legados más importan­tes de la música dominica­na con la creación de piezas musicales, las que grabó y ejecutó con la Orquesta San José.

Esa noche se tocaron las fibras de la sensibilidad, con las palabras leídas por José Antonio Molina, quien evocó el más sincero y her­moso amor de un hijo ha­cia un padre. Su discurso emanó una sobredosis de amor familiar que arrancó los aplausos, en varios mo­mentos entre los presentes.

Palabras de su hijo

“Celebrar la vida y la obra de mi padre esta noche es celebrar el espíritu y la esencia de la música misma para agradecer este her­mosísimo tributo de padre. Tengo que hacerlo necesa­riamente desde la honesti­dad, honradez y la grande­za que han caracterizado siempre a su carrera y su le­gado”, comenzó leyendo el destacado músico durante el homenaje a su padre en RTVD.

Molina agradeció lo aprendido a su padre: “Des­de niño me enseñó que cuando se siembra una se­milla de amor tienen frutos y florecen y que los hom­bres son más altos cuando están de rodillas ante Dios, pero sobre todas las cosas me enseñó a dar gracias a Dios todos los días”.

Vida

Ramón Antonio Molina Pa­checo era su nombre de pi­la. Nació el 19 de diciembre de 1925, en Moca, al norte de Santo Domingo.

En su adolescencia aprendió solfeo y teoría musical con Arístides Rojas en la Academia municipal de música en Moca. Tiem­po después ingresó a la banda municipal. En 1942 entró como primera trom­peta en la célebre Orquesta San José, que realizaba sus presentaciones radiales a través de la emisora radial La Voz del Yuna.

Tiempo más tarde pasó a ser director de esa orques­ta, la cual llenó una época dentro de la música baila­ble en la denominada Era de Trujillo.

Papa Molina fue compo­sitor de populares piezas dentro de la música como es el caso del bolero “Evo­cación”, interpretado por la orquesta de Billo Frómeta y de obras de carácter sin­fónico como “Tres imáge­nes folklóricas”. También orquestador de tradiciona­les merengues como “Ca­ña brava” y “Por ahí María se va”.

El maestro fue ganador del Premio Nacional José Reyes, el máximo galardón que se premia a la compo­sición clásica de la música dominicana.

DE ÉL

Música.

Dentro de sus produccio­nes musicales se cuen­tan “En memoria de tu amor”,1952; “Está se­llado”, 1954; “Meren­changa pa´la pachanga”, 1956; “A bailar señores”, 1960; “Santo Domingo Sings”, 1961; “Quisque­ya canta”, 1962; “Papa Molina y la Orquesta San José”, 1967; “Merengues tradicionales”, 1977; “Merengue de siempre”, 1977; “Merengues clási­cos de la historia”, 1984.

Homenaje.

Otra de sus memora­bles apariciones fue en el homenaje que se le rindió en la Sala Principal del Teatro Nacional, dentro de la programación de la XVII Feria Internacional del Libro Santo Domingo 2014. En el 2011 el Con­sejo Nacional de Cultura lo declaró “Gloria Nacio­nal de la Música Domini­cana”.

Reacción.

Anoche, el ministro de Cultura, Eduardo Sel­man, expresó sus con­dolencias por el falleci­miento de Papa Moli­na. “Es un inmortal de la música dominicana… Nos deja un legado dig­no de emular”. Molina sobresalió por su versa­tilidad en la música: fue instrumentista, compo­sitor, orquestador y di­rector de orquesta.

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