Luego de vivir el martes una jornada mortal récord en la que perdieron la vida 731 personas en el estado de Nueva York, por causa del coronavirus, en las últimas 24 horas el brote siguió su acelerado ritmo y matando a otros 779 neoyorquinos, la peor cifra registrada hasta el momento desde que empezó la pandemia, con un aumento del 6% que ya se situaba en 6,298 fallecimientos hasta el cierre de esta edición.
A pesar de ello, el pronóstico de las próximas semanas tiene un sabor agridulce, pues aunque se espera un aumento en las muertes, las hospitalizaciones siguen mostrando una tendencia a la baja, ya que en una semana pasaron del orden de los 1,294 casos diarios a 533 este miércoles; el descenso ha sido de más del 50% que se ha mantenido, más o menos estable, en los últimos tres días, contrario al aumento diario que hubo la semana pasada del 25%.
“Estamos aplanando la curva, gracias a Dios”, aseguró este miércoles el gobernador Andrew Cuomo, advirtiendo que irónicamente a medida que el panorama mejore por la reducción en los contagios, por varios días se mantendrán elevadas las cifras de fallecimientos.
“Las malas noticias, no son solo malas, las malas noticias que realmente son terribles, es el crecimiento en las muertes (…) Ese ritmo de muertes probablemente estará así de alto, o cerca de esa cifra o incluso mayor, por algunos de los próximos días”, dijo Cuomo, explicando que los decesos se darán entre aquellos pacientes que actualmente están en estado grave, pues entre más tiempo pasen conectados a un respirador, y no evolucionen pronto, su pronóstico de vida es menor. “Las hospitalizaciones seguirán bajando y las muertes seguirán subiendo en aquellas personas que llevan 11, 17 días y más (entubados). Cada número es un rostro y es muy doloroso”.